Buenos días mundo!!!!

Tras unos días ausentes por la blogosfera, ya que hemos dispuesto de poco tiempo libre, volvemos con la reseña de una de tantas películas salidas de un cómic en este caso os hablaremos de la esperada nueva adaptación a la gran pantalla del monstruo por antonomasia... GODZILLA.

Aprovechando el atractivo (aunque por otro lado lógico) precio que los cines nos ofrecen los miércoles, Ainhoa y yo (un poco más yo :p) decidimos ir a ver este film que prometía distracción y efectos especiales a raudales, como no, nuestra elección fue visionarla en 3D.

He de reconocer que nunca he sido seguidor del monstruo japonés y todavía con la gran desilusión del anterior intento de llevarlo a la gran pantalla por parte de Roland Emmerich en 1998, donde se puso más empeño en destruir Nueva York (normal viniendo del catastrofista Emmerich) que en mostrarnos la historia del reptil gigante, asistí al cine con la intención de renovar y actualizar mis prejuicios sobre el monstruo.

Cierto es que el tráiler vertido en Internet en los últimos meses hacía presagiar un gran film, donde no sólo el entretenimiento estaba asegurado, sino que se mostraba (a medias) a un Godzilla en todo su esplendor.

Una vez acomodados en nuestras butacas y sin apartar de mi mente el Godzilla de Emmerich (imposible evitar la comparación) el film da comienzo con unos minutos (quizá demasiados) donde se nos muestra el inicio de todo, con un Bryan Cranston (Breaking Bad) espectacular, convincente y todos y cada uno de sus gestos y emociones. Los diálogos se suceden, alternando emotividad y acción, escenas que hacen presagiar un film más profundo que el protagonizado por Matthew Broderick en el 98. Sus primeros minutos dejan la sensación de que, al fin, se ha tomado la historia original nipona como base para la película ya que el inicio del film nos sitúa en Japón.

Tras unos extensos minutos de presentaciones y, si es cierto, de una gran acción y suspense la película sigue por los mismos derroteros... lentitud sin límites, diálogos soporíferos y nada, absolutamente nada, del gran monstruo. Hartos de ver sus aletas dorsales emergiendo del agua, su cola cimbrear e incluso su sombra reflejada en montañas o edificios, me pregunto cuánto tardarán en mostrarnos al colosal reptil. Mi paciencia va despareciendo, al igual que la del resto de espectadores cuyos bufidos y cambios de postura hacen corroborar mi opinión.

La incursión de unos más sencillos (y baratos de crear) monstruos Muto, conocidos archienemigos de Godzilla en su versión nipona, no hacen más que retrasar la aparición de la estrella del film, por la que todos hemos pagado una entrada. Si bien es cierto que los efectos especiales en explosiones, tsunamis, destrucciones están muy bien realizados, no logran entretener al defraudado espectador. No miré el reloj, pero por aproximación podría decir que de los 123 minutos que forman el film, el gran lagarto hace su primera aparición total y meritoria en el minuto 90-100 más o menos, ¡una completa decepción vamos!

Si es cierto que a partir del momento en el que el gigante hace acto de presencia el resto de sus escenas son espectaculares, pero limitadas a unos 20 minutos y precedidas de unos 100 minutos de absoluta zozobra, mostrando una y otra vez lo inútiles que podemos ser los humanos.

He de decir que también he podido extraer algunas notas positivas del film; es bastante fiel a la historia original nipona (guste o no) de manera que podremos ver los orígenes en Japón, a un Godzilla entrado en kilos o incluso lanzando su azulado rayo por la boca.


Un reparto sostenido por unos convincentes Bryan Cranston y Ken Watanabe que dan la credibilidad que los demás no son capaces de mostrar y un director novato como Gareth Edwards creador de la magnífica Monsters, film psicológico-apocalíptico en la que se nos presenta una invasión alienígena sin mostrar a un solo alien (quizá sabiendo de ésta uno entiende algo más el nuevo film de Godzilla), aún con todo esto la película que hoy os reseñamos no logra satisfacer mis expectativas. Esperaba más... ¡muchísimo más!