Autores: Jan Guillou

País: Suecia

Páginas: 648                

Editorial: Planeta

Año publicación: 2013

ISBN: 9788408115342

Temática: Histórico

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta

No voy a mentir, este libro me llamaba mucho la atención por su bonita portada, sencilla, que recuerda al mejor Ken Follett. Cierto es que su sinopsis trasera también logra que te entren ganas de saber más, aunque para mi gusto quizá explique demasiado.

Estoy ante un libro de los que menos tiempo han pasado en mi lista de pendientes desde su compra, escasamente dos meses hasta que decidí sumergirme entre sus páginas. En esta reseña no daré más información de la que puede dar su sinopsis, es más, intentaré dar menos porque no nos gusta destripar historias.

En sus primeros capítulos se nos presenta a tres hermanos de no más de doce años de los que pronto descubrimos su capacidad o don para crear grandes construcciones. Estos hermanos, por cuestiones personales, terminan separándose de mayores y a partir de ahí la novela trascurre entre capítulos intercalados de cada una de sus vidas, haciendo el libro mucho más ameno de lo que hubiese sido contado normalmente.

Para ser exactos se entrecruzan capítulos de dos de ellos ya que del tercero no se vuelve a saber nada en toda la novela, por lo que toman fuerza las informaciones que tratan la obra de Jan Guillou como una trilogía y de la que no he encontrado nada concreto.

Mi experiencia con el libro ha sido satisfactoria, aunque debo decir que los primeros capítulos sobre el mayor de los hermanos, Lauritz, son un tanto tediosos, mientras que los del otro, Oscar, me entretenían sobremanera. Quizá el vocabulario utilizado, con muchas palabras en alemán y sueco, entorpecen su lectura o quizá la construcción de los primeros ferrocarriles no sean de mi interés realmente, pero la vida de Oscar siempre me animaba a seguir leyendo. Es más solía dejar la lectura de la novela al inicio de un capítulo de la vida de éste, para animarme a volver a cogerlo :p


En cuanto la 1ª Guerra Mundial entra en escena sus páginas toman otro sentido, otra velocidad y otro interés. Siendo testigos de como esta cruel guerra de inicios del siglo XX cambia la vida a los protagonistas de muy distinta forma. Los capítulos se suceden logrando captar la atención del lector, riendo o sufriendo junto a los protagonistas, por lo que en esta última mitad del libro te parece estar leyendo a un gran aprendiz de Ken Follett.

En cuanto a sus defectos, he encontrado tres.
Primero; la desaparición durante la novela de uno de los hermanos, Sverre, y su secreto, logra causarme una sensación agridulce.
Segundo; durante la 1ª Guerra Mundial, el autor trata a alemanes e ingleses como ángeles y demonios respectivamente, en lo que, por lo que a mi respecta, comete un grave error de objetividad.
Tercero; en este caso libramos al autor y a la novela ya que la responsable es la editorial, durante todas sus páginas me ha resultado frecuente, quizá demasiado, encontrarme con varios errores en su edición como desaparición de letras, cambio de las mismas o directamente faltas de ortografía. Esto tratándose de una de las grandes como lo es Planeta es imperdonable.

Así pues, en resumen, puedo decir que no ha cumplido del todo mis expectativas, aunque bien es cierto que he descubierto que se trate de una trilogía mientras estaba inmerso en su lectura, por lo que también es lógico que la novela empiece algo más relajada para terminar este primer tomo como lo hace, por todo lo grande y con ganas de saber más de sus protagonistas.